lunes, 13 de julio de 2020

Oscuridad


TODO MUY QUIETO EN LA CIUDAD ESTA NOCHE. LAS DOCE EN PUNTO, CUANDO TODO LO QUE ESTA BIEN HUYE COMO UN PERRO APALEADO Y LAS NEGRAS SOMBRAS VIVEN JUNTO A LOS MUERTOS. POESÍA MALSANA EN MAL ESPAÑOL, CARNE Y SANGRE Y CARAS QUE MIRAN FIJAMENTE… DESESPERADO Y GRIS FUERTE COMO EL ACERO PERO MUERTO EN SU INTERIOR, EL CUERVO RÍE BAJO UNA FAROLA. UNA SONRISA VUDÚ DE ALGUIEN QUE VIVIÓ Y MURIÓ Y AUN ESTA VIVO… CAMINA HACIA SU CASA, DONDE PUEDE PERDER SU SOMBRA EN LA OSCURIDAD Y PINTAR SU ROSTRO CON LOS COLORES DE LA ALEGRÍA. ESTA NOCHE EL INFIERNO ENVÍA UN ÁNGEL CARGADO DE REGALOS…

De otro

“Estoy llenando este vacío con sabor a nada. Quiero colmarlo de todas las emociones desnudas. Quiero derramarte, derramarme en vos. Yo sé que a esta altura nos odiamos tanto que toda palabra pronunciada es a su vez un manifiesto de rencor. Pero grita en mi una paz extraña, tenebrosa, y siento que al final nada fue en vano. Vamos a volver a nacer, para vivir y para amar, porque fuimos como esas olas indiferentes y constantes, y será otra orilla la que nos reciba, serán otros pies los que se bañen de nuestra dulce sal, y después de todo voy a mirar para atrás y pensar lo feliz que me hace descubrir que yo no era ese mar para vos, y que tu amor, tu sentimiento trágico sobre el amor, habrá desembocado para siempre en otro lugar.”

jueves, 2 de julio de 2020

Robado en Abril 2

¿Seré yo el bailarín? ¿Aquel rompehielos? Aunque duela, la verdad nunca miente. Pero si tuviese que preguntarme el motor que me impulsa a promulgar mis razones y mis verdades, no sabría responder más que con un levantar de hombros y una incógnita clavada en la frente. Hubo un día en que no fuimos los dueños de las preguntas. La verdad es un material de la comprensión. Si no se comprende se vive flotando. Me pregunto que es lo que uno dice cuando habla, que es lo que uno realmente quiere decir. Miro este atardecer del amor como algo vivo y a su vez ausente. Veo hipocresía, pero es una hipocresía genuina y eso ya es mucho. Somos tan ciegos como los atardeceres. Un aula vacía y misteriosa, ahí estoy yo. Un aula seca y fría, silenciosa, en donde puedo respirar con alguien o con algo. Quizá en los sueños más profundos, en el sentido práctico de la palabra sueños, seamos realmente capaces de no ser ni felices ni tristes, simplemente ser por una condición inherente a la acción. No recuerdo quien, quizá algún filosofo, dijo que ya no buscaba ser feliz, pues la felicidad en si misma no es nada si no va acompañada de un sentimiento trágico de la vida. (Seguramente estoy poniendo en boca de otro lo que quise decir sobre y para mi. Tal vez). "

Robado en Abril

"Nos gustaba mirarnos porque al hacerlo creíamos ver algo más que la dulce sustancia que atrae a los amantes. Sentíamos el futuro, la sosegada esperanza del futuro, como si en los ojos del otro la verdad fuese la cosa más pura y visible. Veíamos nuestra vida como una secuencia más de todas las novelas que leímos, de todos esos films de los que nos sentíamos personajes secundarios y a su vez pintorescos y fundamentales, llenando todo de amor, de cigarrillos, de música,y del nihilismo que solo son capaces de masticar aquellos que secundan su vida al amor, al erotismo y a la sensualidad. - Te amo con locura- me dijiste tantas veces. Y para mi la locura también era eso. Amarnos. Sentarnos en el balcón de la casa de ningún lugar, abrigados por el frío, bastante borrachos, gastados, sucios de vida, creyendo que el aire, el cielo y el tiempo eran medidas para los otros, para ese mundo de luces y trenes y sonidos que nos rodeaban incapaces de penetrar nuestra perversa soledad. Nos deteníamos en cosas tan pequeñas hasta que nos sorprendía la noche, y vos te ibas a dormir, me dabas un beso en la boca, me sonrías, y yo me excusaba diciendo que tenía que escribir, me terminaba el vino y escribía poco, pero esos versos diminutos siempre hablaban de vos, porque no quería que nada deje de involucrarte sucesivamente. A la mañana te los leía y vos sonreías otra vez mientras nos tomábamos el primer sorbo de café desconociendo voluntariamente lo que el día nos deparaba. La vida podría haber sido para siempre así. Marchitarnos en esa bohemia insignificante y a su vez tan poderosa. Apagarnos en la nada que nos arrinconaba y a su vez nos fortalecía. Pero no llegamos. Nos alejamos mutuamente, recíprocamente. Nos dejamos marchitar menos por desidia que por revelación. Y ahora pienso que jugamos al amor, pero no, yo no estaba jugando. Y creo que vos tampoco. El dulce abrazo del insomnio me devuelve otra vez a la vida. Te escucho respirar. Me pregunto cuántas veces más voy a quedarme mirando como la noche se ríe tras la ventada mientras te escucho respirar. Me pregunto cuantas de esas veces voy a sentir la misma sensación de estar frente a un ser ajeno, desprotegido y distante. "