No puedo, no tengo palabras
No recuerdo ese sueño
Pero lo vivo en mí mente a diario...
Donde esta tu piel?
Donde estarán mis manos?
Tus piernas sobre mí
Mis brazos entrelazados...
Algún día viviré en palabras
Alguna noche despertaré extasiado
Tu garganta invadida
Sin palabras...
Cuestiona ancestrales sirios en flor
Arterias descomunales estallan aquí
Un templo, un tiempo de hierro
Descubrir, descubrirás lo similar
El mar culturalmente nada enseñará ni sabrás a cual deidad llorar y reclamar
Huellas... Escuchar... Un pulgar...
Ceremonial el león...
Dos leones, tres gigantes sin morir...
Quiero decirles a los ingenuos palabras de Buda que no se. La espada de un imperio enterrar entre las costillas de las estatuas de granito color ámbar que un rey de los ríos soño en Sangri-La.
La tumba de un gigante y la selva, la sábana, la tundra e Hiperión. El Hades rebosante de cálizes sin sangre, apocalipsis inferiores, profecías del Armageddon... Alas de roca, rocas sin agua, alas de marfil, gorriones negros que tienen guadañas en el alma.
No nació realmente por qué los dioses no tienen origen, solo surgió del barro más profundo del conurbano más oscuro de una parte pérdida del mundo.
Se elevó sobre todos sin perder su humanidad, abrazo la gloria y abrazo también a los que menos tenían y más necesitaban una alegría en sus vidas.
Cayó en la oscuridad, su lado monstruoso lo devoró y de cierta manera nunca pudo escapar de el, dejo sus huellas pero la pelota no mancho.
Se volvió eternidad....
Sueños hechos de magia y gloria...
Y ser lo que millones jamás olvidarán...
Nos equivocamos al tener razón cuando esas viudas en fila se arrastraban entre edificaciones colapsadas....
Y hacia frío, demasiado...
Ese frío se extendía más alla de los confines del todo, más allá de la existencia, de todo lo que puedas nombrar, pensar, sentir...
Las viudas entre el frío... Los pies...
Ese planeta gritando, esa luna colapsando, el dolor y la pérdida cautiva en un cuarto dentro de un átomo que muere para nacer y volver.
Cuando se dice que se abandona algo para siempre se lo dice con el mismo "para siempre" con que le hemos dicho a todas las mujeres que amamos, que nuestro amor por ellas era eterno. Hay sentimientos que son profundos y que duran por siempre, incluso en su condición de ser efímeros, incluso a sabiendas de que nada existe para siempre.
