El tiempo paso y con su devenir la humanidad demostró que sin importar cuanta tecnología pongas en las manos de estos simios llamados hombres, su naturaleza continúa siendo la misma, la directriz primaria programada ferreamente en su tejido vivo: Destruir.
Por eso el escepticismo tecnológico se incremento a medida que las cenizas deambulaban en el aire y el horizonte era ensombrecido por grandes nubes negras e irradiado desde la tierra con un naranja enfermo. Entre ese caos aparecieron las siluetas de inmensas maquinas de guerra, era el escenario de un Minas Morgul visualizado años atras por Tolkien.
