Qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza? Lo mismo que el deseo y el placer de verte mientras te desnudas y te envuelves en la sábanas. Nunca has sido mía. Nunca pude poseerte y amarte. Nunca me amaste o me amaste demasiado. Qué son aquellas noches solitarias y lluviosas en medio de mi cama. Qué es el recuerdo de nuestros pasos por la calle. Qué son los recuerdos de los celos y de tus amantes y de mis amantes.
Malu, no creo que nadie haya sido tan feliz como pudimos ser nosotros. No creo que exista en la historia del hombre y de la mujer un hombre y una mujer como tú y como yo, con nuestra historia, nuestras circunstancias; con aquello que se desbordaba en las paredes, el ruido de la calle y la explosión de tu mirada inquieta de ojos negros; con la sinceridad de tu cuerpo frágil y tu secreto agresivo e insaciable. El recuerdo puede ser cruel cuando estás volando febrilmente a tu próximo destino, a otros brazos que te reciban expectantes y hambrientos. El recuerdo de tus libros que tirabas en la humedad de la cama entre tus labios entreabiertos y mis ganas de desearte. Te deseo. Te deseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible y ya te has ido y tal vez, en un sueño imaginativo y romántico, leerás estas palabras una y otra vez, en medio de mi ciudad con la gente pasando en medio de las calles y la sorpresa en tus ojos.
Mi querida Malu, ma petite, ma jolie, infanta inquieta de risa nocturna. Te extraño cuando huyes de madrugada y te extraño cuando camino y me tomo una cerveza en la calle; te extraño cuando sueño y cuando paso por los lugares donde te conocí. Te extraño casi a todas horas: cuando escribo, cuando te pienso, cuando escucho las canciones que me anuncian que ya no estas, cuando me acuerdo de las horas interminables entre humo y recuerdos, cuando tengo una tristeza que dura toda la tarde, también cuando me despido de tus recuerdos, cuando paso por aquel lugar donde nos dio el aire y cuando creo escuchar tu voz. Adiós, Malu, adiós. Ya nos encontraremos en otras vidas y en otras vidas podré poseerte y quedarme contigo para siempre. Ya te veré en medio de la nieve y entre libros y besos. Adiós, tuyo siempre.